miércoles, 7 de octubre de 2009

Una aproximación al Diseño de la Información en las Facultades de Comunicación a punto de concluir el proceso de Bolonia

La primera conclusión con respecto al Diseño de la Información que salta a la vista nada más hacer una revisión de los datos que aparecen en las webs de las principales instituciones que imparten –o piensan impartir– el Grado en cualquiera de las especialidades de Comunicación es su muy diferente valoración; probablemente como consecuencia de la desaparición de ‘troncalidades’ que antes marcaba el Ministerio y, ahora, decide cada universidad. No hay, por así decirlo, una sola planificación que coincida ni en denominación, ni en situación dentro del ciclo, ni en los contenidos a impartir, que se asemejan lógicamente por necesidades obvias.

Algunas facultades, a pesar de todo, se dejan llevar por la antigua denominación de Tecnología de la Información y su alto valor (era una troncal de 12 créditos) y se limitan a dividirla en dos obligatorias de 6 créditos, cada una haciendo una clara separación entre lo que supone Tecnología, por un lado, y Diseño de la Información por otro. Y los nombres de las disciplinas destacan también ambos aspectos.

De cualquier manera, conviene hacer una relación pormenorizada de lo que aparece al revisar los nuevos Grados:

- En casi todos los casos se pierde otra vez la oportunidad de hacer de las materias alrededor del Diseño de la Información un ente homogéneo que contribuya a la idea de disciplina proyectual dentro del ciclo formativo de Grado. Otra cosa será ver cómo se van dibujando los postgrados.

- Queda una realidad de dispersión de conocimientos que, a veces, se amalgaman entre materias que tienen que ver con Internet o el mundo digital y que, afortunadamente bajo nuestra forma de pensar, se imparten igualmente en las tres especialidades y dobles Grados.

- La valoración de las enseñanzas sobre Diseño de la Información son tan diversas –para algunos centros son claramente asignaturas a impartir en los primeros años; para otros, en los últimos y, para algunos, son sólo materias optativas–, que no será extraño que un cierto tipo de alumnado, dependiendo de su afinidad con ciertas disciplinas, decida matricularse en una u otra universidad. Dicho de otra manera: estamos creando facultades donde se van a impartir conocimientos de segunda división con respecto al Diseño y otras que van a jugar en la Champions. Lo que puede considerarse parte de la estrategia de ciertas entidades para atraer alumnos y ofrecer valor añadido a sus estudios.

- A pesar de la cierta repetición de materias (sobre todo las optativas) en una u otra especialidad, no hay, salvo raras excepciones, una idea de conjunto de cómo enseñar Diseño de la Información a comunicadores en general, independientemente de su rama. Es, por decirlo así, como si la Tipografía fuera muy importante para los periodistas pero no para los publicitarios. Lo que no deja de ser un contrasentido cuando, de repente, la idea del Multimedia se ha puesto, como también parece normal, al servicio de todos.

Hacemos una referencia al estudio de la profesora Muñoz Bécares, de 2006, sobre la enseñanza del Diseño Periodístico porque algunas de las conclusiones que ella apuntaba entonces siguen siendo de estricta actualidad cuando nos encontramos a punto de concluir la convergencia europea.

Se imparten conocimientos de Diseño de la Información (de Diseño Periodístico decía ella) “en todos los planes de estudios y casi todas las materias incluyen docencia teórica y práctica, pero ni la denominación, ni la estructura docente y. mucho menos, los contenidos de las distintas asignaturas son los mismos”
[1].

La autora apuntaba razones para esta situación entre las que destacaba “la flexibilidad existente del marco común de las directrices generales, cuyos descriptores permiten adaptar la organización académica a los criterios de cada facultad” y también –decía– “la falta de madurez, pese a su trayectoria histórica, de nuestra disciplina que se debe a los constantes cambios que afectan a su práctica profesional, lo que obliga a reformular sus principios teóricos constantemente”.

Con respecto a la primera razón apuntada por Muñoz Bécares parece obvio que Bolonia no ha hecho sino acentuar la tendencia y que de ahora en adelante, sin directriz alguna, cada centro, con la aquiescencia de ANECA, organizará sus estudios de Comunicación como crea conveniente. Y el espacio que otorgue al Diseño de la Información será muchas veces aleatorio.

Para la segunda razón que apunta la autora proponemos desde aquí algunos puntos de vista. Es cierto que la producción de Diseño de la Información (en todas sus especialidades, no solamente en la periodística) ha venido viéndose sacudida por el alcance que la tecnología digital ha puesto a nuestra disposición y que, en cierta medida, ha trastocado los criterios de la profesión y, lo que parece más importante, está transformando el modelo de negocio de las empresas. Pero, independientemente de lo que vaya a suponer esto (que no está nada claro a pesar de lo que digan los gurús), si es cierto que dentro de la disciplina del Diseño, y dentro de las especialidades de Diseño de la Información y de Diseño de Producto, sí que encontramos fundamentos teóricos consolidados que aportan base suficiente para una enseñanza estable.

Conceptos como tipografía, imagen, color, forma, equilbrio... y otros tantos alrededor del dinamismo, del contraste, del impacto o de la armonía (sin olvidar criterios de valoración informativa o de estructura de los lenguajes) dan más que suficientes razones para que Diseño de la Información mantuviera un corpus teórico asentado y permanente en cualquiera de las especialidades de la Comunicación.

Pero lo cierto es que no existe actualmente y que, en la mayoría de los casos, se pasa directamente a cubrir la necesidad profesional y el manejo de determinados programas que, siendo importantes, no permiten el necesario espacio de reflexión ante determinadas decisiones comunicativas en Periodismo, en Comunicación Audiovisual o en Publicidad.

En otro orden de cosas, sin embargo, no podemos negar que la oferta de asignaturas diferentes –otra cosa es que luego lo sean– que se nos viene encima parece abrumadora. Las hay para todos los gustos: Diseño gráfico, Fotoperiodismo, Impresión a color y diseño en prensa, Nuevas tecnologías para la transmisión de información, Origen y evolución de la fotografía y la imagen, Creatividad publicitaria, Diseño de la imagen corporativa, Diseño publicitario y nuevas tecnologías, Fotografía publicitaria o Tecnologías para los sistemas multimedia son sólo algunas de ellas.

Prácticamente todas apuntan a una especialización clara dentro del mundo de la Comunicación. En el mejor de los casos, con 6 créditos (algunas con bastantes menos) y un cuatrimestre de docencia, van a suponer sólo el aperitivo para quien muestre verdadero interés y, a pesar del esfuerzo individual que debe realizar el alumno según la normativa de Bolonia, no va a ser suficiente para la capacitación profesional a la que apunta el EEES. Pero bienvenidas sean.
Hay otra circunstancia que afecta de lleno a las enseñanzas de Diseño en las carreras de Comunicación: la autorización de los Grados en Diseño. Muchas universidades los han puesto en funcionamiento a través de sus facultades de Bellas Artes, Humanidades o Arquitectura, y ofrecen especializaciones en Comunicación Gráfica. Muchas veces con mayor fundamentación teórica y práctica, más espacio de impartición y más profundización de lo que se dedica en cualquier facultad de Comunicación. En el caso de la Universitat Autónoma de Barcelona, donde ya funciona el Grado en Diseño –dentro del epígrafe de ‘Arte y Humanidades’–, éste coexiste con las antiguas licenciaturas en Comunicación

Pedro Pérez Cuadrado
Profesor de la URJC


[1] Muñoz Bécares, Amor (2006): ‘La docencia del Diseño Periodístico en España’. Universidad CEU Cardenal Herrera. Valencia. Página 472.

sábado, 3 de octubre de 2009

El nuevo reto del Diseño de la Información

La actividad laboral alrededor del Diseño y la Comunicación es de muy diversa índole. Los profesionales llegan al mercado desde rincones insospechados. Y el panorama adquiere rasgos muy particulares, al menos en nuestro ámbito geográfico de actuación. Tradicionalmente, en Europa los estudios de Diseño han estado medianamente regulados por una normativa académica oficial y la Comunicación (audiovisual, publicitaria y/o periodística) en escuelas paralelas. Nosotros lo hicimos justo al revés: fuimos capaces de establecer facultades de Comunicación y dejamos el Diseño en territorio de nadie: un poco en la denostada Formación Profesional con especialización en Artes Gráficas principalmente y un mucho en instituciones privadas que han luchado por dotar de un corpus teórico a lo que era práctica intuitiva de individuos hechos a si mismos.

A lo anterior hay que añadir lo que la digitalización supuso en la última década del pasado siglo: una herramienta única de actuación que incide en la actitud transversal del Diseño a todas las especialidades de Comunicación; y la búsqueda de un modelo de negocio nuevo que ha rebajado drásticamente los costes de producción (¿alguien recuerda lo que costaba una selección de color?) e insiste en la diferenciación y el valor añadido como única solución de llevar la profesión adelante.

Pero también es cierto que esa misma digitalización nos abrió el mercado de Internet, con el que llegamos a nichos de usuarios jamás pensados. Y muchos diseñadores, periodistas, publicitarios y profesionales de los medios audiovisuales se han instalado justo ahí, sin renunciar a lo que ya tenían. Es cuestión de pensar un poco más.

La única cosa cierta es que las fronteras se han diluido. Y ya no nos dedicamos a una sola especialidad. Los nuevos profesionales en Diseño de la Información son capaces de armar revistas, dirigir la identidad visual corporativa de una empresa, crear títulos de crédito, maquetar catálogos, proyectar banners, montar presentaciones multimedia y qué sé yo cuántas cosas más. La evolución tecnológica redecora a cada golpe un campo de actuación donde los futuros protagonistas deberán saber qué se cuece a cada nuevo paso, por pequeño que éste sea.

Por eso las I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información en la URJC pretenden ofrecer un observatorio privilegiado donde atisbar en qué medida nuestros propósitos de futuro se adaptan a la realidad vigente.

CODI